Recuerdo un halo de tonos rosados, lilas, morados… Bouquets de flores que inundaban mi salón, y copas de vino blanco con hielo para paliar los primeros nervios de la tarde.
Nunca pensé en celebrar una pedida de mano. Parecía no encajar con mi yo más independiente y alternativo. Pero las ganas de celebrar todo lo que traía este año pudieron conmigo…
Al vivir lejos de casa, cada visita a Sevilla se teñía de preparativos y emociones: pruebas en el estudio de maquillaje, visitas a Búcaro (qué importante son las flores, cuantas veces visité a Mercedes…) y gestiones que no acaban pero que siempre dejan buen sabor de boca. Quedadas con amigos y brindis por la gran noticia. Una cadena de emociones y sonrisas en bucle, con el telón de fondo del calor de Sevilla, las listas interminables en mi cuaderno de la novia, y la inevitable cuenta atrás.
Cuaderno de la Novia de Petite Mafalda.
La mañana del día que celebraría mi pedida de mano, tenía cita en Espacio Líbero, dónde Quino Amador se encargaría de probar el maquillaje y Alvaro Torres el peinado.
Hicimos varias pruebas, siempre con el pelo semirecogido, con ondas desde más informales, a más ‘Hollywoodienses’. En el maquillaje, empezamos por uno más natural hasta ir subiendo el color de los labios…
Una de las cosas que más me sorprendió es el efecto increíble que tienen las extensiones de pestañas, así que decidí llevarme el producto Eyelash Formula, para que en esos meses fueran creciendo y haciéndose más fuertes.
Tras unas unas horas de prueba (sí, requiere su tiempo y es mejor descartar todas las ideas que se te pasen por la cabeza para estar segura), volví a casa y ya se me había olvidado la fecha que era… Cuando vi el salón lleno de flores.
Mi familia y amigos supieron escoger mis favoritas; peonías y rosas en todos los tonos rosados, lila y morados, como me gustan.
Como solo iba a quedarme un fin de semana en Sevilla y no podía cargar de vuelta con todos los ramos de flores, decidí llevarlos al lugar donde celebrábamos la pedida y así disfrutarlos durante más tiempo.
Hicimos un cóctel informal en el salón del Real Club Tenis Betis, con la familia más cercana y apenas un par de amigos. Elegí un traje blanco troquelado de Maje y unos salones de Gloria Ortiz. Aproveché el peinado de la mañana y lo cepillé un poco, para que quedará más suelto.
Tras intercambiarnos los regalos oficiales; un solitario de oro blanco y diamante de Suárez y un reloj Tag Heuer, nos dimos la sorpresa ‘extraoficial’…
Mis esperados y soñados zapatos Haginsi de Manolo Blahnik en satén azul.. Siempre quise casarme con ellos y mi padre iba a regalármelos…Pero el novio se adelantó.
Por mi parte, quise sorprender a Alvaro con una semana de ‘kitesurf’ en Tarifa. Este año nuestras vacaciones iban a ser cortas, pues el viaje de novios estaría a la vuelta de la esquina, pero no podíamos pasar un verano sin pisar nuestra amada Tarifa.
La noche la terminamos en Puerto de Cuba, celebrando con algunos amigos, aunque sin trasnochar demasiado ya que al día siguiente a primera hora yo tenía que seguir trabajando en mi vestido de novia…
Pero eso os lo contaré en el siguiente post. Stay tunned….
1 Comment
Magnifico post, me encanta tu web, seguro que vuelvo por aqui a leer mas.