Tenía pendiente subir las fotos de mi último viaje a París, pero en medio del clima primaveral que hemos tenido las últimas semanas, me parecía que se quedaban algo invernales. Sin embargo, tras lo sucedido este Lunes Santo en Notre Dame, me sobrevino un pellizco de tristeza y nostalgia que me hizo querer estar de nuevo allí, en mi segunda casa. Porque, ¿quién no tiene una foto delante de Notre Dame? es parte de nosotros, de nuestra cultura, el refugio al que todos queremos volver… siempre nos quedará París.
Hay una palabra que adoro en francés y que no tiene traducción al castellano: flaneur; paseante callejero. El flaneur vaga por las calles, callejea sin rumbo, sin objetivo, abierto a todas las vicisitudes y las impresiones que le salen al paso.Es algo que echo profundamente de menos de los años en los que era más joven y me sumergía en paseos sin destino, perdiéndome por la ciudad, embobándome con las calles, las gentes, los cafés… sin gps, sin mapa, sólo con la intuición. Y descansar en un banco, sentarme en él y simplemente estar. Caroline de Magret en su libro How to be Parisian afirma que la parisina siempre tiene un banco para sentarse y dejar pasar el tiempo. La flânerie «es lo más opuesto a no hacer nada». ¿Puede haber algo más necesario hoy en día?
Look 1: camisa de Stradivarius, vaqueros vintage, boina de Zara. Look 2: abrigo de Maje. Look 3: blusa y blazer de Zara, falda de stradivarius, bolso de Dior, cinturón vintage y botas de Massimo Dutti.
Fotos de Ana Encabo.
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