“Sacar los objetos de su contexto habitual y mostrarlos en otro completamente distinto”. Así solía trabajar Elsa Schiaparelli (1890-1973), la diseñadora surrealista que utilizó zapatos como sombreros, guantes con uñas doradas pintadas o capas con rasgaduras autenticas, como años más tarde harían los punks.
La langosta gigante, que en su día pintó Salvador Dalí para decorar uno de sus vestidos de noche, la rescata hoy la firma para estampar un modelo ligero, de escote asimétrico y corte drapeado a la cintura
Asimismo, se ha recuperado el gusto de la creadora por los tonos ultrasaturados, como el famoso shocking pink, y se ha reinterpretado el vestido que fuera su primera creación de noche (Schiaparelli empezó siendo una firma pour le sports), un vestido en columna en crepe de china con una capa que simula ser una chaqueta cruzada.
La maison retoma sus propios clásicos para reconstruir la identidad de una firma que rompió moldes en su momento y que aún tiene un largo camino por delante para volver a hacerlo. En este primer capítulo en la semana de la Alta Costura de París, Bertrand Guyond ha hecho algunos guiños a los diseños de Schiap, apoyándose en una costura limpia y de diseños más contenidos, con clara vocación de alfombra roja.
Lo cierto es que la modernidad entonces dista mucho de la de hoy en día, por que Bertrand Guyond tendrá que sobrepasar su ejercicio de historicismo para continuar erigiendo el Schiaparelli de hoy y que la casa vuelva a romper moldes.
Particularmente y, bajando a nuestro terreno, me quedo con sus formidables chaquetas en brocado dorado y en psicodélico multicolor, su vestido fucsia en chiffon de seda Elle Ferme Les Yeux su y propuesta beauty de trenzas fluidas y diademas negras.
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